La luz que da sala se apaga y una ficción se despliega en completa oscuridad. Somos interpelados a recrear con la imaginación un relato que resultará, sencillamente, delicioso. No vemos, sólo escuchamos el comienzo de una historia inspirada en el cuento del gran Chéjov. Y, a medida que avance, será el espacio fragmentado por lo lumínico, el que nos haga oscilar entre el ver y el no ver, entre lo narrado oralmente y lo escénicamente construido.
La trama se ubica en un pueblito donde son dos que tocan el timbre de la botica y una es la que atiende a largas horas de la noche calurosa. Ella, que los deja entrar, y ellos, que aceptan con una excusa engañosa, son los que resuelven un encuentro simple y lleno de pequeños grandes momentos que, al finalizar la función, nos dejan una linda sensación.
La puesta (muy bien puesta ¡valga la redundancia!) junto con la dramaturgia del texto corren por cuenta de Verónica Mc Loughlin. Mientras que Marianela Iglesia, Francisco Espinal y Mauricio Minetti dan ruedo a las precisas y simpáticas actuaciones que completan favorablemente aquello que la oscuridad nos había proporcionado. Sonoramente la trama descansa sobre un extrañamiento auditivo diseñado por Manuel Toyos que se vuelve muy buen constructor de sentido, sumado al interesante diseño lumínico realizado por Matías Iaccarino y Carolina Rolandi.
Una pieza entrañable y delicada que no se priva de momentos de risa, y donde la pluma del autor ruso aparece y se agradece con tamaña soltura. Porque, como no podía ser de otra manera a lo “chejoviano”, se habla del amor, pero junto a él tienen lugar la soledad, la frustración y la desdicha del mundo terrenal. Así, el programa de mano previamente lo indica: “No hay en el mundo nada bueno que en su origen no contuviera una infamia”. Una historia de amor, de aquel capaz de gestarse de improviso en dos almas que, pudiendo encontrarse eternamente, tan sólo lo hacen por el breve lapso de un ratito (el que dura la pieza). Algo chiquito, breve, pero no por ello de poca monta, sino bien intenso, tal como el haber asistido un domingo a la tarde a ver La Boticaria.
Ficha técnica:
Dramaturgia y dirección: Verónica Mc Loughlin.
Elenco: Marianela Iglesia, Francisco Espinal y Mauricio Minetti.
Domingo 18.30hs. Teatro Anfitrión.
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